Juegos Escultóricos

  Gonzalo Contreras

Felipe Forteza

La primera imagen que tuve de este artista fue durante el concurso anual de una minera junto al Museo MAVI, en 2014. Su obra, juguetona y de impecable factura me llamo la atención por su directa alusión a juegos infantiles. Ese lenguaje, claro y lúdico comunica la intención de su creador, dejando entrever sus intereses a veces no tan pueriles.

Nacido en Arica hace 40 años, sus primeros pasos buscando un horizonte profesional lo llevaron a Europa. Ahí fue donde inició su carrera en el ámbito del diseño, de interiores y gráfico. Eso nos da una pista de lo que vendría más adelante, porque como pocas cosas son al azar, sus inclinaciones intelectuales lo situaron rápidamente en un escenario estético de excelencia vinculado a la escultura.

Este creador usa elementos de la cultura popular, con un lenguaje global, rompiendo barreras lingüísticas y sociales. Para esto se nutre de juguetes de infancia, objetos cotidianos e iconos gráficos reconocibles.  Él mismo explica: “Tomo estas formas y las trabajo como materiales tradicionales de la escultura clásica, en este caso a través del mármol. Busco actualizar el material y el oficio del escultor clásico, reivindicándolo y manteniéndolo vigente dentro del circuito de arte contemporáneo. Así mismo, me considero gran admirador del movimiento Art & Craft”

Sus vivencias personales, malestares sociales, crítica social, discursos actuales o acontecimientos diarios, lo perturban en su cotidianidad.  El bombardeo diario de imágenes, información y contenidos lo satura. Esta misma es la materia prima con que trabaja posteriormente, convirtiéndola en conceptos, madurándolas, hasta que se materializan en una escultura, con la intención de entablar un diálogo, generar una reflexión, un debate con el espectador y consigo mismo.

En su ejecución recurre habitualmente a la fotografía, almacenando objetos de manera visual. Así mismo, genera instantáneas mentales de conceptos o temáticas en busca de algún icono recurrente. Luego estudia la forma para pasar la idea al material definitivo, en este caso la piedra. Modelos 3D, plantillas, planimetrías y una serie de herramientas heredadas de su mundo del diseño, son de gran utilidad para alimentar esa volumetría hasta que el material habla solo. El lapso que demora en tallar una obra de mármol: desde conseguir la piedra adecuada hasta darle una apariencia, le da el tiempo suficiente para poder ir madurando su discurso creativo, donde las formas que van apareciendo le permiten cumplir con su objetivo primordial: comunicar sus ideas.

Partiste estudiando diseño y ahí descubriste esta vocación. ¿Qué te inspira?

Me di cuenta que una vez terminada la carrera de diseño iniciaría mi formación como escultor. Me encanta la estética y las formas de objetos provenientes del diseño industrial, materialidad, plasticidad; miro objetos cotidianos, juguetes: todos ellos de fácil identificación, lo que me permite obtener una comunicación fluida con el espectador.

¿Cuál es tu materialidad preferida?

Creo que cada propuesta tiene su material; de cuando en cuando es grato cambiar de material. He de confesar que estoy enamorado del mármol, y es el soporte con el que más trabajo. Cada bloque que comienzo es un nuevo reto, todo un proceso. Te exige, te enfadas, pero cuando terminas y ves los resultados entiendes la belleza de su tradición en la escultura, la complejidad de mantener un discurso a través de una materialidad tan noble, pero a la vez, en la actualidad, con lleva una carga importante de problemas para mantenerla viva.

¿Hay mucho de humor en tus obras, por qué?

Es sano tomarse las cosas con humor, me encanta la ironía, me gusta que se refleje en mi trabajo, lo hace todo más liviano.

¿Porqué la marcada referencia a juegos infantiles?

Son elementos reconocibles para el observador. Visualmente quiero que se conecten con la obra, llamar a sus recuerdos de infancia en el caso de los juguetes. También reflotar sentimientos olvidados, y gracias a la imagen llegar a sus memorias. En muy bonito ver y hablar con el público en ese momento y percibir que captan y sienten.

¿En qué etapa de tu carrera estás?

Estoy en una muy buena, en cuanto al desarrollo formal de mis avances.  Me siento muy cómodo y seguro manejando la materialidad después de muchos años de aprendizaje. A ello le sumo un tiempo en pleno desarrollo de una metodología de lenguaje en la escultura, que me tiene muy satisfecho. Voy por una hermosa senda donde comienzo a entablar un diálogo directo con el espectador.

Cada día es más difícil destacarse, ¿cuáles crees que son esos factores que hacen la diferencia o llevan al éxito?

Es complejo trabajar desde regiones, en mi caso Arica y Parinacota. La distancia te hace estar más desconectado de lo que va pasando en la capital. Pierdes toda la agenda cultural de ella, y esto influye en lo relacionado con la producción artística y la comercialización de los trabajos, lo que permite que circulen.

Igualmente, diría que la perseverancia, ser constante, ordenado, ser uno mismo, y dejarse llevar para que las cosas fluyan facilitan las cosas y pueden generar grandes satisfacciones y éxitos.

Soñemos. ¿Si pudieras elegir un lugar donde exhibir, dónde sería?

Exhibir una de mis esculturas en The Fourth Plinth, en la plaza Trafalgar de Londres.

¿Crees que el modelo de galería de arte tradicional aún está vigente? Si no es así, ¿cuál crees que sería?

Particularmente me sirve. Me representan y visibilizan mis procesos y resultados de obra en Santiago. Actualmente, trabajo con galería Artespacio y la formula funciona. Inclusive tengo una exposición individual con ellos muy pronto.