Exposición "Despertar" por María Ovalle

La neurociencia ha descubierto que el 95% de las elecciones que tomamos diariamente se hacen desde el inconsciente. Es decir, cuando tenemos la profunda sensación que las cosas nos atraen, y las elegimos o nos eligen a nosotros, es porque ha habido en nuestra historia inconsciente una relación estrecha de acontecimientos que nos recuerdan y remiten a esos elementos.

De la misma forma, cuando el artista elige una materialidad para expresarse, su mundo inconsciente activa automáticamente mecanismos de relaciones sensoriales que le permiten conectarse con aquello que le es más apropiado, tensionando experiencias de libertad, complicidad, rechazos y límites. En esos acuerdos y desacuerdos se van develando al consciente la razón de esta relación y su misterio.

Pier Paolo Donati, sociólogo italiano, experto en relacionalidad social, desarrolló el término “tercero de la relación”. Entre dos personas, existe siempre una “tercera”: la relación misma. Esta genera características específicas, dependiendo de los vínculos que se crean. Trasladando este concepto al arte, la obra es “el tercero” entre el artista y la materialidad, que surge de la relación de colaboración, docilidad, resistencia, oposición y rebeldía que hay entre ellos.

En las obras que María Ovalle presenta en esta muestra, ha elegido, o la han elegido, el fuego y el humo como materialidad, siendo un símbolo de vida, transformación, divinidad y muerte.

Diversas culturas han venerado el fuego. La griega a través de Hestia y Hefestos. Ella era la personificación más antigua de la Madre Tierra y del fuego que arde en sus entrañas, y él del fuego de los volcanes. Prometeo, desafiando a Zeus, le entrega a los hombres el fuego del Olimpo, para que tengan la sustancia divina, símbolo de la vida. En la cultura judeo cristiana, el fuego es el símbolo de Yahvé Dios, que busca encontrarse con el hombre para revelarle su identidad. El libro del Éxodo del Antiguo Testamento relata el encuentro de Moisés y Yahvé: “Todo el monte Sinaí humeaba, porque
Yahvé había descendido sobre él en el fuego” Ex 19,18.

Hace cinco años, María Ovalle emprendió su propio descenso del Sinaí, donde estuvo largo tiempo cuidando el “Fuego del Templo”, para finalmente volver al Pueblo. En este regreso, trajo consigo el modo propio de ser y hacer de la montaña.

En “Despertar” la artista reconoce con nitidez el modo propio de ser y hacer de la montaña y desafía su nuevo camino y la realidad de su porvenir, experimentando y convirtiendo el fuego y el humo en su nueva forma de expresión y liberación. La clave de su relación con éstos ha sido la atracción, la complicidad, el gozo, la resistencia y la negación. Abrazando su fortaleza y fragilidad sin limitar su indomabilidad, con una insistencia repetitiva y mántrica de movimientos constantes, atentos y prolijos o rápidos y voraces, que marcan su trabajo con un aura de gran potencia.

En las obras de Ovalle aparecen fronteras, y de la misma forma se diluyen, como una forma de expresión de su despertar. Estos límites van dejando un registro y de la misma manera se van liberando, dando carácter a cada trabajo, y a su vez evidenciando una nueva realidad, llena de sigilo, purificación, dolor y belleza.

María Ovalle (46) fue monja contemplativa y de vida activa 18 años. Estudió Teología Dogmática en la
UC en Chile y Artes Visuales en Florencia, Italia.

Texto por el curador Felipe Forteza

Exposición de Arte Contemporáneo

Marzo 2020

Secret Gallery

María Ovalle


Alonso de Córdoba 4355, Vitacura
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